Los estilistas de comida usan alimentos y vajillas para orquestar la presentación de la mesa. Deben transmitir la textura, el sabor, el aroma y la apariencia de los alimentos con vídeos o fotografías, oficio que requiere creatividad y atención al detalle.
La estilista gastronómica Kim Bo-seon comprueba el aspecto de uno de sus platos. Tras su conformidad, debe obtener la del cliente.
Escondida en un callejón junto a una carretera principal en el distrito Mapo de Seúl, hay una casa de dos pisos de hace unos cincuenta años. No tiene puerta y un gran árbol de caqui ocupa la esquina del patio. Los pájaros del cercano monte Seongmi van allí a descansar, y los perros y gatos del vecindario curiosean atraídos por el constante aroma de deliciosa comida. El estudio abre día y noche, a veces hasta las 3 a.m. Es el espacio de trabajo de la estilista gastronómica Kim Bo-seon.
Kim ayuda a las empresas a maximizar el atractivo de los platos que aparecen en menús, envases, publicaciones y demostraciones de cocina. Además de ser una consumada chef, todo el día ejerce de investigadora culinaria, florista, coordinadora y diseñadora. Pese a sus veinte años de experiencia, cumplir las solicitudes de sus clientes a menudo supone una agotadora y apretada agenda que puede estar sujeta a retrasos e interrupciones.
Multifacética y multitarea
Kim suele despertarse a las ocho de la mañana y camina hasta su estudio cercano, que abre a las nueve. Pero cuando programan sesiones de fotos al aire libre, debe llegar a las cinco para empezar a fotografiar a las nueve.
Antes, gran parte de su trabajo consistía en fotografiar comida para revistas impresas, pero a medida que la publicidad migra a Internet, tiene menos sesiones fotográficas para revistas. “Hoy en día, mi trabajo principalmente son proyectos de branding para redes sociales y montaje de exposiciones y eventos. A veces, cuando lanzan nuevos electrodomésticos de cocina, pruebo los productos, desarrollo nuevos platos y creo folletos”, comenta Kim.
Previamente, estilo y cocina solían ser tareas separadas, pero ahora el alcance del trabajo depende de si sabes hacer ambas cosas, explica Kim. “Un estilista de alimentos debe destacar no sólo en cocina y estilo, sino también en otros ámbitos, como el diseño del espacio. Si el plato no está a la altura puedes hacer mucho como estilista, por lo que terminas aprendiendo a cocinar. Por ejemplo, para mejorar el aspecto de un plato salteado, debes decidir si usar aceite o glasearlo con almíbar, y eso requiere saber de cocina. También debes saber a qué temperatura los distintos tipos de carne resultan más atractivos. Por tanto, también es necesario conocer los ingredientes”.
Destacar en la gastronomía de un país puede parecer ideal, pero no garantiza el éxito. Kim debe ser experta en gran variedad de cocinas, incluidas la coreana, occidental, china y japonesa, así como en sus correspondientes ingredientes y estilos de cocina: “nunca se sabe qué puede surgir, por lo que debes poder hacer todo bien”.
El diseño de Kim para el prestigioso Campeonato Le Pain Baguette en 2023 presentaba unos panes suspendidos sobre una mesa de ocho metros con diversos tipos de baguettes.
© Kim Bo-seon
Ampliar horizontes
Durante su tercer año de universidad, Kim vio un programa de televisión que describía el estilo de comida y eso la inspiró mucho.
“Para empezar, tenía mucho interés en la cocina y quería hacer algo relacionado, pero si trabajas en un restaurante, terminas preparando los mismos platos día tras día. Por otro lado, el trabajo de un estilista gastronómico (crear nuevos platos, hacerlos más atractivos y producir platos para sesiones fotográficas) me pareció más interesante”.
Kim se tomó un tiempo el tercer año y comenzó a perseguir su sueño. Pero en aquella época ninguna escuela o academia tenía un plan de estudios sobre estilismo de alimentos: “me sumé a una clase de un profesor que trabajaba como investigador culinario y estilista de alimentos. Pero cuando él tenía otros compromisos, la clase semanal se cancelaba o aplazaba, y a veces sólo se impartía una vez al mes”.
Mientras aprendía estilismo de alimentos, comprendió que necesitaba mejorar sus habilidades culinarias, por lo que se inscribió en el Centro de Capacitación Culinaria del Hotel Shilla. “Mi objetivo era convertirme en asistente de estilista gastronómico tras aprender cocina occidental, pero había demasiados candidatos y pocas ofertas de trabajo. Pensando en las ventajas de adquirir cierta experiencia culinaria, comencé a trabajar en una trattoria”.
Con esa experiencia como trampolín, logró su objetivo de convertirse en asistente. En su último año agrupó todas sus clases en un día y trabajaba el resto de la semana. Después de graduarse decidió estudiar en Japón. “Por aquel entonces, Japón tenía una gama más amplia de cocinas e ingredientes que Corea. En postres y vinos, por ejemplo, tenía mucho más recorrido, así que pensé que me serviría para ampliar horizontes”.
Para cubrir los gastos de manutención y los cursos, Kim compaginaba tres trabajos a tiempo parcial en Japón. Cuando volvió a Corea en 2005 montó un pequeño estudio en el sótano de la casa de sus padres y comenzó por su cuenta como estilista gastronómica.
“No había trabajo. Apenas recibía una llamada cada tres meses. Temerosa de caer en depresión si me sentaba a esperar, seguí estudiando en bibliotecas y librerías. Y cada vez que conseguía un trabajo me aseguraba de practicar mucho. Probaba varias veces los ángulos de la cámara para captar el mejor o, en tomas que solo requerían un corte, hacía un plano frontal y otro de respaldo por si acaso. Me llevó cinco años establecerme y estoy en deuda con los clientes habituales, pues me presentaron a otros potenciales clientes”.
Una presentación llamativa precisa de una buena textura y combinación de colores y productos frescos y de alta calidad.
© Kim Bo-seon
Atención al detalle
Cuando Kim recibe una solicitud de trabajo, los días siguientes implican discusiones sobre la imagen a crear. Hay que preparar todo: una vajilla adecuada a la comida, hacer y probar recetas, y seleccionar el atrezo para el ambiente y la presentación.
Esto último incluye manteles, servilletas, utensilios, recipientes para condimentos y flores a juego. Si bien las tareas simples pueden llevar como un día, las más complejas, especialmente aquellas con ingredientes o accesorios difíciles de conseguir, pueden llevar varios días. El factor crucial es la aprobación del cliente, asegura Kim. Un plato y una presentación pueden parecerte perfectos, pero si no satisfacen la visión del cliente, no siento que haya tenido éxito.
Kim tiene sesiones de fotos dos o tres veces por semana. Lleva los últimos años durmiendo unas cuatro horas, y cuando no tiene sesión llega más tarde al estudio o recupera el sueño. Si no, Kim se dedica a tareas de preproducción, como comprar artículos, probar recetas y comprobar fotografías de prueba, organizar recibos y facturas de impuestos, o asignar tareas a su personal.
Aunque Kim ofrece sus habilidades culinarias a millones de potenciales consumidores, apenas las utiliza para ella. Desayuna un huevo duro o una batata, y en el almuerzo y la cena pide comida para llevar. “La nevera está llena de buenos ingredientes, pero no tengo tiempo ni para cocinar. Termino de madrugada casi todos los días, y vuelvo a casa solo para dormir”.
De vez en cuando, cuando tiene tiempo, queda con gente para disfrutar de una buena comida, pero hasta eso se convierte en una extensión de su trabajo. Cuando ve comida especialmente impresionante, cambia de comensal a estilista de comida por instinto, estudia atentamente los platos, y piensa en posibles recetas para diseñar.
“El food styling es un trabajo creativo que sólo se puede gestionar y ejecutar si se tienen ideas. Pero las ideas brillantes no llegan sólo por trabajar de nueve a cinco, por eso es imposible aislar el trabajo del resto. Es algo que no puedes hacer si no amas tu trabajo. Antes solía darme por vencida fácilmente, pero este trabajo me conviene, pues cuanto más trabajo, mejor quiero ser”. Ver a los pájaros revolotear junto al árbol de caqui del jardín ofrece a Kim consuelo y un breve descanso, y quizá algo de inspiración.
Hwang Kyung-shin Escritor
Han Jung-hyun Fotógrafo